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La pasta de sepia la he visto en muchas tiendas especializadas, delicatessen, etc. Pero el pasado fin de semana la descubrí en el super. Así que la compré. Si me lo estaban poniendo en la estantería y a un precio asequible... ¿cómo podía resistirme?
Había visto el plato de pasta de
Iban y pensé que a ese tipo de pasta bien podría acompañarle una salsa marinera en el que se aprovechara de los langostinos, hasta la cáscara ; ) De hecho, la receta tiene una preparación muy parecida a parte del “montaje” que supone hacer, en mi casa, una sopa de pescado con fundamento.
El proceso se lo he visto hacer a mi madre muchísimas veces, pero por miedo a meter la gamba (nunca mejor dicho) y a que los invitados que venían se quedaran con hambre (¡eso nunca!) decidí hacer la llamada de rigor antes de ponerme a ello.
Ingredientes
500 gr. de pasta al nero di sepia
250 gr. de gambas frescas (pueden ser langostinos)
200 gr. de calamares
1 cebolla mediana
1 puerro
1 cucharadita de Pimentón de La Vera agridulce
2 cucharadas de
tomate frito casero ½ copita de coñac
½ vasito de fumet de pescado (puede ser agua)
Aceite de Oliva Virgen Extra
Sal
Preparación.
En una cazuela amplia y alta poner a hervir agua con sal y un corrito de aceite. Cocer la pasta entre 5 y 7 minutos. Esto depende del gusto de cada cual ^^
Para preparar la salsa, poner a pochar en una olla la cebolla picada y el puerro, cuando coja color añadir las cabezas y los cuerpos de las gambas bien limpias (la carne la reservamos) y rehogar hasta que tomen color. A continuación añadir el coñac y
flambear (o flamear) Finalmente añadir el fumet y las dos cucharadas de tomate casero. Cerrar la olla y dejar cocer 10 minutos.
Cuando las cabezas y cuerpos estén cocidos, se tritura con la batidora para pasarlo después por el pasapurés. Si finalmente se pasa por un chino, mejor que mejor.
Mientras reservamos la salsa en una cazuela sin que pierda calor, en una sartén salteamos las gambas y lo calamares. Solo un par de minutos, porque terminarán de hacerse en la propia salsa al darle a ésta el último hervor.
Finalmente, servir la pasta y salsear ¡Está buenísimo!
Ah, y los invitados, que tenían miedo de quedarse con hambre, trajeron un postre delicioso. Esta tarde con el mejor hojaldre que he catado en muuucho tiempo... ¡Gracias majetes!