Yo no soy devota ni del santo ni de los caracoles (solo de los de chocolate que en esos días venden en la pastelería La Peña Dulce) pero los perretxikos me encantan.
Esta seta primaveral es muy preciada. Algunos años escasea y hay que pagar precios escandalosos para comerse un revuelto en casa o en un restaurante.
Claro que los perretxikos pueden ir a buscarse al monte. Un paseo, buen hacer, paciencia y suerte son necesarios para llegar a casa con el tesoro. Yo no participé en la azaña, pero si en el asalto a uno de los botines de la noche que preparó el cocinero Ramón ; )
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Estaba riquísmo!! Y fue una forma diferente de comer los perretxikos.
Qué bonitos! Me ha encantado el nombre, perretxikos, nunca lo había oído :)
ResponderEliminarA mí me haría mucha ilusión poder ir con una cestita como esa por el monte/bosque en busca de setas (y luego cocinarlas claro). Pero por el momento sólo he podido imaginármelo ^^U
Un abrazo!
Qué envidia!!!!
ResponderEliminarYo me tengo que conformar con los perretxicos secos, pero algo es algo.
Un saludo.